TERAPIA DE PAREJA PARA RELACIONES DONDE UNO TRABAJA DEMASIADO Y EL OTRO SE SIENTE SOLO

Cada vez es más común ver parejas que, sin discusiones visibles ni grandes rupturas, se van distanciando lentamente. Uno trabaja sin parar, con jornadas que se extienden más allá de lo laboral; el otro empieza a sentirse solo, poco visto, desplazado por una agenda que parece más importante que la relación. No hay enemigos claros, ni siquiera palabras hirientes… solo un vacío y una distancia que crece.

Para hablar sobre este tipo de dinámicas, entrevistamos a un terapeuta experto de la University of Consciousness, institución especializada en transformar relaciones desde la raíz grabada en el subconsciente. En esta conversación, nos adentramos en lo que realmente ocurre cuando el trabajo se convierte en un tercer habitante de la relación, y en cómo es posible sanar incluso cuando las circunstancias externas no cambian.

Entrevistador: En su experiencia, ¿por qué es tan común esta dinámica en las parejas modernas, donde uno trabaja en exceso y el otro se siente abandonado?

Terapeuta UOC: Porque hoy en día estamos inmersos en una cultura que valora profundamente la productividad, la autosuficiencia y el éxito visible. Y eso no es solo un tema externo, sino que se vuelve parte de una programación subconsciente. Muchas personas se vuelven adictas al trabajo no por ambición en sí misma, sino como una manera de huir: del silencio, del vacío emocional, de enfrentarse al vínculo íntimo que muchas veces no saben cómo habitar.

El trabajo, en esos casos, funciona como una armadura socialmente aceptada. No es lo mismo decir “no quiero hablar de lo que siento” que decir “no puedo, tengo una reunión urgente”. Pero en el fondo, es lo mismo: una actitud evasiva. Y eso, aunque suene duro, es parte de una herida mucho más profunda que la persona ni siquiera ha detectado que está cargando.

Entrevistador: ¿Y qué siente, del otro lado, la pareja que se queda “esperando en casa”?

Terapeuta UOC: Siente abandono, aunque muchas veces lo exprese con rabia, reclamos o distancia. Siente que no es prioridad, que no vale tanto como ese trabajo que parece ocuparlo todo. Pero lo interesante es que esa sensación tampoco nace de esa dinámica de la relación: se evidencia en dicho escenario, pero es un eco de viejos guiones subconscientes.

Y es aquí donde se vuelve clave comprender algo: el verdadero origen del dolor no está en el evento externo —el exceso de trabajo del otro, la falta de tiempo, o la actitud distante— sino en la programación mental subconsciente que llevamos dentro. Esa programación define cómo interpretamos lo que ocurre, cómo lo sentimos y cómo reaccionamos. Por eso, aunque las circunstancias externas no cambien, sí está en nuestras manos transformar la forma en que las vivimos. No siempre podemos controlar lo que sucede fuera, pero sí podemos sanar por dentro para atravesarlo con más conciencia, fuerza y claridad emocional. Esa es la verdadera puerta hacia el cambio real.

He acompañado procesos donde quien se sentía desplazado por el trabajo del otro recordaba, por ejemplo, haber sido niño o niña esperando a un padre que nunca llegaba a tiempo… o a una madre que estaba demasiado ocupada para atender su vivencia emocional. Esa soledad no empieza en la pareja: se activa en la pareja. Y por eso es tan intensa.

Entrevistador: Entonces, ¿ambos están reaccionando desde una programación subconsciente?

Terapeuta UOC: Exactamente. Ambos actúan y responden desde su programación mental subconsciente. Uno huye al trabajo como refugio porque no sabe cómo lidiar con lo que siente. El otro se siente desamparado porque su herida de abandono vuelve a abrirse. Lo que vemos en la superficie —la queja por las horas extra, el fastidio por la falta de tiempo en pareja— es solo el síntoma de una danza actitudinal muy antigua que cada uno aprendió mucho antes de conocerse.

Desde el enfoque de la University of Consciousness, lo importante no es quién tiene la razón, sino desde qué herida está reaccionando cada uno. Porque si no transformamos ese núcleo subconsciente, solo vamos a repetir el mismo patrón, quizás de otra forma, y con más fuerza.

Entrevistador: ¿Y cómo se aborda este tipo de situación en un proceso terapéutico individual como el que ustedes ofrecen?

Terapeuta UOC: En primer lugar, dejamos de buscar culpables. No etiquetamos al que trabaja como egoísta ni al que espera como víctima. Lo que hacemos es invitar a cada persona a mirar hacia adentro, con honestidad, y reconocer desde qué lugar está sosteniendo esa dinámica.

Por ejemplo, el que trabaja puede descubrir que su hiper productividad es una forma de demostrar que merece amor. Que, si no es “útil” o “exitoso”, no se siente valioso. Y el que espera puede ver que su sensación de soledad no es del todo nueva, sino que ha estado latente desde mucho antes.

A través del proceso terapéutico integral, ayudamos a identificar esas memorias emocionales, desbloquearlas y reprogramar nuevas formas de vincularse desde la apreciación, la gratitud y el amor. Los cambios de percepción y el fortalecimiento de la relación no es producto del esfuerzo, sino de una transformación real. Y eso se hace de forma individual, porque cada uno está cargando con memorias subconscientes distintas.

Entrevistador: Pero si uno de los dos tiene jornadas laborales que no pueden cambiar… ¿realmente es posible recuperar la conexión?

Terapeuta UOC: Sí. Porque lo que más desconecta no es la agenda, sino la actitud interna. He acompañado a personas que no lograron reducir sus horarios, pero que después del proceso terapéutico comenzaron a habitar su relación de una forma completamente distinta.

Cuando una persona se transforma por dentro, se vuelve más consciente de su presencia, más disponible emocionalmente, incluso en el poco tiempo que tiene. Deja de traer al hogar solo cansancio, y empieza a traer amor, escucha, intención. Y el otro, que antes solo veía ausencia, empieza a sentir presencia real. Porque no es solo el cuerpo lo que necesitamos del otro: es su corazón, su mirada, su disponibilidad emocional.

Entrevistador: ¿Y qué ocurre cuando solo uno de los dos quiere hacer el proceso?

Terapeuta UOC: Es una pregunta frecuente. Y la respuesta es esperanzadora: incluso cuando solo uno hace el trabajo interno, el vínculo puede cambiar de manera profunda.

He visto muchos casos donde, por ejemplo, quien se sentía solo decide empezar terapia y deja de exigir desde la carencia. Empieza a comunicar desde la verdad, a poner límites sanos, a dejar de mendigar amor. Y esa transformación impacta al otro. A veces lo inspira a iniciar su propio proceso. Otras veces no… pero lo que sí ocurre es que se rompe la “danza” inconsciente que sostenía el conflicto y el deterioro. Y ahí aparece una nueva forma de relación.

La desconexión en la pareja no siempre se ve como una pelea. A veces es más silenciosa, más socialmente aceptada, como cuando alguien dice: “es que trabajo mucho por nosotros”. Pero la verdad es que cuando el trabajo trata de sustituir el amor, el vínculo se va deteriorando.

Lo hermoso es que ningún vínculo está condenado a desaparecer si hay disposición de mirar hacia adentro. Porque lo que distancia a las personas no es lo que hacen, sino lo que no sanan. Y cuando una persona empieza a transformar la programación registrada en su subconsciente, puede recuperar la capacidad de estar verdaderamente presente. Incluso en medio de una agenda llena.

Al final, no se trata de cuánto tiempo pasamos juntos… sino de cómo nos encontramos cuando lo hacemos.

¿Estás sintiendo que el trabajo ha tomado un lugar demasiado grande en tu relación? ¿Te sientes solo o desplazado en tu propia casa? En la University of Consciousness te acompañamos, de forma individual, a transformar esa raíz emocional que sabotea tu conexión. Porque sí es posible recuperar la presencia, la verdad y el amor… cuando el primer paso es hacia adentro.

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