Problemas de pareja por hijos de otro matrimonio - UOC
Aborda los conflictos con ayuda de terapia para impulsar cambios duraderos en tu relación y resolver problemas en el matrimonio.

Cómo manejar problemas de pareja por hijos de otro matrimonio

Para señalar la verdad, a veces es necesario tomar conciencia de lo falso. En este artículo, exploraremos las soluciones limitadas para los problemas de pareja por hijos de otro matrimonio comúnmente propuestas para los problemas que surgen a causa de los hijos de relaciones anteriores, para luego, centrarnos en la forma adecuada de abordarlas.

¿Qué problemas de pareja por hijos de otro matrimonio pueden existir?

Los problemas de pareja por hijos de otro matrimonio o relaciones pasadas pueden variar de pareja en pareja, pero podemos identificar algunos muy comunes que pueden generar fricción y conflicto en una relación. Los “problemas” que usualmente suelen generar conflicto al interior de una relación son: la falta de tiempo de calidad que la pareja (padre o madre) puede invertir en la relación, la presencia inevitable de la relación pasada en la actual, problemas financieros, estilos de crianza, entre otros. No importa cuál sea el caso específico, este artículo proporcionará claridad fundamental sobre cómo abordar y solucionar los conflictos de este tipo.

¿Cómo soluciono los problemas de mi relación generados por los hijos de mi pareja?

Es común que las personas intenten resolver los problemas en su relación (causados por los hijos de la pareja) modificando la forma de interactuar con los “hijastros”. A veces, se considera una actitud “sana” adoptar una distancia y delegar la responsabilidad del hijo a su progenitor. A modo de recomendación profesional, se suelen ofrecer consejos como “mejorar la comunicación”, “destinar tiempo para la pareja”, “tener tiempo a solas” entre otras. Sin embargo, estas estrategias resultan ser demasiado superficiales y no abordan realmente las causas subyacentes que la pareja enfrenta. Si buscas una solución duradera y genuina para los desafíos en tu relación, incluyendo aquellos problemas de pareja por hijos de otro matrimonio de tu pareja, te invitamos a seguir leyendo.

 

La razón por la que cambiar la forma en que actuamos no funciona, radica en que los problemas que percibimos a “nivel de nuestra relación” y que involucran a los hijos ajenos son en realidad síntomas superficiales de problemas más profundos “a nivel de actitudes, temperamentos, caracteres y personalidades” que no se pueden cambiar ni transformar sin tratar lo que podríamos llamar “la programación mental”. En otras palabras, al tratar de resolver los problemas de la relación mediante un cambio en nuestro comportamiento frente a la pareja o su hijo, estamos abordando solo los síntomas y no la raíz emocional subyacente. Es como tratar de sanar una apendicitis con medicamentos para el dolor.

Problemas de pareja por hijos de otro matrimonio

Para aplicar eficazmente una estrategia como la que usualmente se recomienda por profesionales, como “mejorar la comunicación”, es necesario transformar de raíz las actitudes, temperamentos y caracteres que precisamente han deteriorado esa comunicación. Los seres humanos no son susceptibles de transformar sus propios comportamientos solo con una decisión superficial, ni siquiera reconociendo que esas actitudes o comportamientos son parte de patrones emocionales perjudiciales para sus relaciones. Si fuera tan fácil para una persona transformar sus patrones emocionales y de comportamiento, nadie sería víctima de su propia “personalidad” y todos tendrían los mejores hábitos saludables, sin patologías psicológicas como la depresión, etc.

 

Es importante comprender que nuestra “programación mental”, reflejada en patrones emocionales y de comportamiento, determina nuestra capacidad para construir y mantener relaciones saludables. Tratar solo los síntomas de un problema sin abarcar su causa subyacente conduce a la persistencia del mismo en diferentes formas. Esto explica por qué, a pesar de los esfuerzos por mejorar la comunicación, el trato, las normas, los hábitos etc., la relación sigue deteriorándose. En este orden de ideas la única forma de solucionar cualquier problema que sufra la relación (incluidos aquellos que son desencadenados por problemas de pareja por hijos de otro matrimonio) es tratando de raíz la programación mental en cada uno de los miembros de la relación de pareja. Programación que se debe tratar con una terapia especializada ya que lo que se está modificando son caminos neuronales profundamente arraigados que se han nutrido a lo largo de muchos años.

 

Ante esta reflexión, es natural que surja la pregunta: ¿De dónde proviene esa programación mental? El origen de esta programación está estrechamente vinculado con las experiencias de la niñez y el período de gestación. Elementos determinantes incluyen el modelo de relación observado entre los padres, la calidad de la relación con cada progenitor, así como la presencia o ausencia emocional o física de alguno de ellos durante la infancia. Estas vivencias tempranas configuran la percepción de lo que se considera “normal” en una relación, nuestras expectativas respecto al comportamiento infantil y nuestras respuestas emocionales ante situaciones difíciles. A menudo, estas programaciones inconscientes se manifiestan en la edad adulta de maneras que no siempre son evidentes de inmediato. Por tanto, explorar, comprender y sanar esta programación es esencial para transformar la calidad de la relación que mantenemos con nuestra pareja y sus hijos.

¿Qué hago si los hijos de mi pareja dañan la relación?

Es común que nuestra primera impresión sea que los hijos de nuestra pareja deliberadamente (o no) atentan contra nuestra relación. Aunque en algunos casos los hijos puedan actuar de manera intencionada en detrimento de la relación, es importante comprender que esos comportamientos, al igual que nuestras reacciones ante ellos, son resultados de su propia programación mental. Específicamente en el caso de los niños, es crucial reconocer que dichas conductas malintencionadas surgen de necesidades afectivas insatisfechas por parte de los padres. En otras palabras, el comportamiento malintencionado de los hijos puede desencadenar respuestas emocionales en los adultos, pero estos desencadenantes no son la raíz del problema. Por otro lado, nuestras reacciones y actitudes frente a estos desencadenantes son el verdadero combustible de los conflictos en la relación. Si bien puede ser útil que los hijos reciban terapia, esto por sí solo no resolverá los problemas de fondo que afectan a la relación. Aunque parezca que se soluciona el problema de la relación cuando una crisis económica termina o el comportamiento grosero del hijo cesa, si la pareja no aborda sus propios patrones de manera integral, los conflictos surgirán por otras razones y motivos.

Esto es especialmente evidente cuando los hijos de la pareja son niños, ya que, debido a su vulnerabilidad y dependencia, están más expuestos de manera incómoda a las diversas situaciones que implica la nueva relación. Por ejemplo, pueden sentirse como intrusos en una nueva familia o verse afectados por los conflictos entre la familia de su padre y la de su madre. En este contexto, la solución recae nuevamente en manos de los adultos, quienes deben reflexionar sobre su madurez emocional y transformar (de la mano de profesionales competentes) los patrones de comportamiento que afectan su relación con la pareja y los hijos de esta.

¿Es posible construir una relación con alguien con hijos?

Es perfectamente factible cultivar una relación sana y positiva con una pareja que tiene hijos de una relación anterior, siempre y cuando exista la madurez emocional necesaria. El desarrollo de esta madurez está intrínsecamente ligada a nuestra programación mental. No sobra señalar que dándose este supuesto, se hace más fácil construir una relación sana con los hijos de la pareja y el entorno familiar.

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